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Friday, January 26, 2007

LOS OBISPOS DE COSTA RICA Y EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO

LOS OBISPOS DE COSTA RICA
Y EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.
23 de mayo del 2005
  1. 1. En varias ocasiones los Obispos de Costa Rica nos hemos pronunciado sobre el tema del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. Lo hemos hecho en forma individual y en forma colectiva mediante el documento titulado: JUSTICIA, EQUIDAD Y SOLIDARIDAD PARA TODOS. Una reflexión sobre el TLC a la luz de los principios cristianos, con fecha del 30 de mayo del 2004. Lo hemos hecho siguiendo las orientaciones del Magisterio de la Iglesia Católica, en cumplimiento de nuestra misión evangelizadora.



  2. 2. Actualmente, en la coyuntura de la inminente presentación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América a la Asamblea Legislativa, para su discusión, proponemos y asumimos plenamente las orientaciones dadas por nosotros, por los Obispos centroamericanos y norteamericanos

    .

    2.1. Según nuestra visión pastoral, que se inspira en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana debe estar en el centro de toda actividad económica. Por consiguiente se ha de respetar la dignidad de la persona con todos sus derechos. En este sentido, todo tratado de libre comercio debe ser un instrumento de auténtico desarrollo humano que se base en principios fundamentales como el diálogo, el bien común, la equidad, la solidaridad y la subsidiaridad. De tal manera, que del modo cómo se apliquen estos valores dependerá la calificación ética, positiva o negativa de dicho tratado.

    2.2. Si el tratado se configura de acuerdo a una perspectiva moral adecuada, pueden promover el desarrollo humano sostenible, respetando el medio ambiente, fomentando una cooperación económica más estrecha entre los dos países que lo suscriben elevando el nivel de vida de los pobres y marginados. La solidaridad debe acompañar la integración económica a fin de preservar el valor de la vida, proteger a las familias más vulnerables y defender las culturas locales.

    2.3. Somos conscientes de que un tratado de libre comercio no es la fórmula mágica para resolver los problemas más profundos de pobreza y exclusión social y económica. Debe ser parte de una agenda más amplia que incluya políticas y programas de cooperación financiera, programas diseñados específicamente para promover y ayudar a los sectores que puedan ser perjudicados por dicho tratado. En este sentido se habla de una agenda paralela para favorecer a los sectores más vulnerables, pero nadie la conoce. Se trata, por lo tanto, de poner en marcha un modelo de desarrollo humano sostenible.

    2.4. Creemos que es un imperativo darle un rostro humano a la globalización económica, globalizando la solidaridad entre las personas y entre los pueblos. Esta fue la preocupación de nuestro querido Papa Juan Pablo II de feliz memoria, cuando señalaba: "los pobres parecen tener bien poco que esperar" (Ecclesia de Eucaristía 20). En efecto, continúa diciendo el Papa: "si la globalización se rige por las meras leyes de mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas" (Ecclesia in America 20).

    2.5. La situación general en que viven los pueblos de América Central está marcada por la pobreza y exclusión, una brecha creciente entre ricos y pobres, sistemas inadecuados de educación y de salud pública, inseguridad, violencia y migración causada por falta de oportunidades.


  3. 3. Tomando en cuenta estas orientaciones creemos importante que las oportunidades para los más pobres y sectores más vulnerables han de ser asumidas como prioridad por parte de las Autoridades del Estado Costarricense. Nos preocupa, de manera particular, la situación de disparidad en que pudieran encontrarse los pequeños y medianos agricultores en el conjunto del Tratado, como lo han señalado diversos sectores sociales. Nos preocupa las consecuencias negativas que podría traer dicho Tratado para el medio ambiente. Así mismo, nos preocupa el caso de los medicamentos, que podría encarecer nuestro sistema de salud y resulte prohibitivo para los que no cuenten con los recursos necesarios.


  4. 4. Hay que tener muy presente que los pobres y los marginados deben ser protegidos mediante apropiadas tutelas legales.


  5. 5. Reiteramos que el parámetro o indicador moral de un tratado de libre comercio debe ser: cómo afecta la vida, la dignidad de las familias, de los trabajadores pobres y de los sectores más vulnerables, cuya voz debe ser escuchada con una atención especial.



San José, 23 de mayo del 2005.
Los Obispos de Costa Rica

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