Agradecimiento

P. Rodolfo Robert, escolapio
Viceprovincial

San José, 27 de abril de 2009.

Dres. Marta García, Vicent Descalzo y Laura Armafianzas

“Jesús recorría toda Galilea enseñando en la sinagoga,
proclamando la Buena Nueva del reino
y sanando entre el pueblo
toda clase de enfermedades y dolencias”
Mc 4, 23

Muy apreciados Marta, Vicent y Laura:

Desde Costa Rica, Mi saludo afectuoso hasta Valencia, esperando se encuentren muy bien.

Vengo regresando de La Romana y he comprobado con alegría el enorme fruto de su trabajo por esas tierras, bajo la coordinación de ese tesoro llamado Bea Tomás. Su paso ha sido de bendición, tanto por dispensarios, participando del censo y en la evaluación médica de los niños de San Pedro. En todos los lugares han dejado una estupenda impresión y fue muy grato escuchar a padres de familia del Colegio San Pedro referirse agradecidos a su trabajo.

Para la Viceprovincia su paso puntual por La Romana también fue fundamental. Han aportado mucho de cara a la consolidación del Proyecto de Salud y nos han dado una mano indispensable al integrar este trabajo con los niños de nuestra escuela. Independientemente de tanto aporte médico, su sola presencia hace un gran bien, ya que en el mundo de la pobreza la pérdida de dignidad destruye a veces el sentimiento asertivo de un grupo. El que vengan, nos miren y nos concedan amistad tiene un gran valor en América Latina, pues de alguna forma, es la prueba de que estamos y somos. Muchas gracias por el servicio y cariño que han puesto cada día, así como por el esfuerzo de integrarse y vivir las distintas actividades que los escolapios animamos en La Romana.

La verdad es que, puesto a reflexionar, difícilmente podría encontrar alguien con más cualidades para sentirse escolapio que un médico. Como lo señalo en el encabezado de esta carta, la gran obra de Jesús era anunciar el reino, predicando y curando. Así que, ustedes, después haberlo hecho, siéntanse profundamente escolapios.

Espero que la estancia fuera también hermosa y de provecho para ustedes, y confío en que alguna otra vez regresarán por América. De trabajo o de paseo considérense siempre bienvenidos y con la confianza de que hay una tierra, lejos de casa, donde ya dejaron grabado su nombre. ¡Qué el Señor cuide su camino en esa misión de amar curando y de curar amando!.

A nombre de sus hermanos de la Viceprovincia, de nuevo las gracias. En Cristo y Calasanz.